Cuando nos sentimos inseguros y muy desanimados nos resulta imposible recordar que somos personas especiales y de una gran valía. Para superar este estado, resulta imprescindible la recuperación de la autoconfianza.
La autoestima es el concepto que tenemos de nuestra valía personal y de nuestra capacidad. Es la suma de la autoconfianza, el sentimiento de la propia competencia y el respeto y consideración que nos tenemos de nosotros mismos y de los demás.
Los expertos dicen que la autoestima se forja durante la infancia, especialmente como consecuencia de cómo nos trataron nuestros padres, familiares y profesores. Los niños no tienen capacidad de filtrar lo que entra en su mente, y cada mensaje negativo acerca de sí mismos, pronunciados por los adultos que le rodean, pueden convertirse con los años en una creencia que regirá sus vidas.
ALTA AUTOESTIMA
Una persona segura y con elevada autoestima irradiará sentimientos y actitudes positivas tanto hacia sí mismo como hacia los demás y esto le llevará a enfrentarse a la vida con confianza, seguridad y firmeza.
Para ello es necesario conocer y reconocer tanto lo positivo como lo negativo de los rasgos de nuestro carácter, de nuestra manera de ser y de actuar. La seguridad en uno mismo no proviene de sentirse capaz de hacer muchas cosas, sino de saber y asumir las propias capacidades y limitaciones, obrando en consecuencia.
BAJA AUTOESTIMA
Las personas con problemas de autoestima suelen ser:
- Muy sensibles a la crítica.
- Ante cualquier comentario de los demás suelen sentirse fácilmente atacadas.
- Están continuamente insatisfechas.
- Hagan lo que hagan siempre piensan que lo podrían hacer mejor.
- Tienen una tendencia exagerada a infravalorar sus éxitos y a exagerar sus fracasos.
- Suelen atribuir sus éxitos a causas externas, ajenas a ellos, mientras que los fracasos los atribuyen a sí mismos, culpabilizándose de que las cosas no salgan bien.
- La baja autoestima también hace que se le dé una importancia exagerada a la opinión de los demás, llegando incluso ha valorarse en función de cómo uno cree que es apreciado y valorado por los demás. Esto nos puede llevar a tener dificultades para relacionarnos con la gente, para enfrentarnos a una entrevista de trabajo, o perseguir cualquier otro objetivo en nuestra vida.
En definitiva, uno limita su capacidad para relacionarse con los demás, atender a las críticas, pedir ayuda o para resolver problemas. Ante los problemas y contratiempos nos paralizamos y en lugar de buscar soluciones nos quedemos de "brazos cruzados" pensando que no somos capaces de enfrentarnos a esa situación.
CÓMO POTENCIAR UNA BUENA AUTOESTIMA
Para lograr un buen nivel de confianza es necesario evitar todas aquellas ideas o pensamientos cuyo contenido, por su carácter pesimista o derrotista, fomentan la inseguridad. Se trata de aprender a pensar correctamente. Es importante, por tanto, no dejar que los pensamientos autocríticos nos invadan. Para ello, lo primero que hay que hacer cuando pasen este tipo de ideas negativas por nuestra mente es reconocerlas.
- Después, saber que esos pensamientos no son reales,
- Tratar de acallar esa voz interior que nos paraliza.
- Y, finalmente, intentar reemplazarlos por otros pensamientos más objetivos que los desmientan.
Esto nos puede ayudar a comprender que el problema no es nuestra actuación sino la forma crítica en la que nos menospreciamos. Es importante, además, tomar conciencia de nuestras cualidades y de aquellos logros de los que podamos sentirnos orgullosos. Cuando reconocemos lo que realmente valemos no tenemos necesidad de que los demás nos apoyen y refuercen nuestra valía.
Hay que aceptarse, admitir los propios defectos, fallos y limitaciones, tener conciencia de nuestra realidad personal. Esto no implica una actitud de resignación, de asumir estos aspectos negativos como algo insuperable. Todo lo contrario, sería el primer paso para intentar superarlos, utilizando los medios adecuados.
fuente: Trinidad Aparicio - psicóloga
pintor: Ricardo Sanz (óleo sobre lienzo)