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martes

LA FAMILIA, LA BASE DE LAS EMOCIONES



Un padre estaba viendo un partido de fútbol en la televisión. Sus hijos, se encontraban inquietos, pues querían jugar con él. Para distraerlos, tomó una hoja de periódico en la que se encontraba un mundo dibujado y la rompió “Armen este rompecabezas del mundo” les dijo.

Para su sorpresa, a los 5 minutos regresaron con el “rompecabezas” armado. “¿Cómo lo hicieron?” les preguntó su padre. “Fácil. Atrás del dibujo del mundo se encontraba el de una familia. Juntamos a la familia y el mundo se unió también”.

No es difícil afirmar que los valores y educación que se dan en la familia, impactan profundamente en la vida de un adulto, de la sociedad, de un país. Del mundo.

El 75% de las personas opinan que sus padres no los amaron lo suficiente. Según estudios recientes, las heridas emocionales de la niñez tienen un impacto mayor, en la vida de una persona, que cualquiera de las experiencias posteriores que registre durante el resto de su vida.

¿Resultados? Un temprano inicio de la vida sexual en hombres y mujeres, que trae hijos indeseados al mundo, en gran parte, por la ausencia de valores que los padres inculcaron a los hijos. En ocasiones reflejado en hombres y mujeres que tratan a sus parejas como sus objetos y exigen un amor fanático, producto de su falta de amor propio. Sus padres no los amaron lo suficiente y buscan que su pareja les de ese amor. Estas personas con frecuencia son muy caprichosas, egoístas y exigentes sobre todo en el terreno afectivo.

Cuando estos niños crecen y se convierten en padres, viven un doble conflicto. Por una parte, tienen almacenado ese rencor contra sus padres por no haber recibido su amor. Por otra parte, ya tienen sus propios hijos, una responsabilidad difícil de afrontar. Ese niño con carencia afectiva, aún vive en el padre que es hoy. Y ese niño necesita amor. Es entonces, cuando comienzan a pelear con sus hijos. Comportándose, en muchas ocasiones, como un niño más.

En el fondo, lo que buscan es que sus hijos les mimen… ¡como si el hijo fueran ellos!
Y si aquellos, que fueron  un hijo sin amor, siguen tratando a sus hijos sin amor, se va a repetir la historia por los siglos de los siglos… Así pues, es hora de romper el círculo vicioso del desamor.

¿Cómo?

Primero, hay que comprender que los padres dieron lo mejor que pudieron, en base a sus circunstancias y experiencias. Posiblemente ellos tampoco recibieron suficiente amor, y hay que tener en cuenta las circunstancias que les tocó vivir en su época. No hay que olvidar, que actualmente se goza de una libertad que no existía hace algunos años. La rigidez de las costumbres y cultura de aquellos tiempos, inhibía en algunos casos, la expresión de las emociones.
Y segundo, poner en práctica todos aquellos actos que desearíamos haber recibido, como dar un abrazo cada día a nuestros hijos, prestarles más atención, comunicarnos y compartir pequeños momentos, esos que guardarán en su memoria el resto de su vida.
 
Recuerda siempre dar una sonrisa a las personas con las que a diario tienes contacto, eso les hace bien a ellos y te reconforta y engrandece alegrándote el día.. Interesarte genuinamente por todos y dar con humildad...pues hay más placer en dar que en recibir. Mientras más amor des ¡más amor vas a recibir! la vida es como un vasto campo en donde las semillas siempre crecen.

Ten presente que tú puedes romper el círculo vicioso del desamor en la familia y así impactar positivamente en las futuras generaciones, en la sociedad.. y en el mundo.





 
Texto modificado de Edgar Martínez

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