DESPERTEMOS CADA MAÑANA, CON EL CONVENCIMIENTO DE QUE TENEMOS CIENTOS DE OPORTUNIDADES PARA MEJORAR. Y CON EL PROPÓSITO DE NO PERDER NUNCA LA ILUSIÓN DE ALCANZAR NUEVAS METAS.

martes

ALTA Y BAJA AUTOESTIMA


Cuando nos sentimos inseguros y muy desanimados nos resulta imposible recordar que somos personas especiales y de una gran valía. Para superar este estado, resulta imprescindible la recuperación de la autoconfianza.

La autoestima es el concepto que tenemos de nuestra valía personal y de nuestra capacidad. Es la suma de la autoconfianza, el sentimiento de la propia competencia y el respeto y consideración que nos tenemos de nosotros mismos y de los demás.

Los expertos dicen que la autoestima se forja durante la infancia, especialmente como consecuencia de cómo nos trataron nuestros padres, familiares y profesores. Los niños no tienen capacidad de filtrar lo que entra en su mente, y cada mensaje negativo acerca de sí mismos, pronunciados por los adultos que le rodean, pueden convertirse con los años en una creencia que regirá sus vidas.

ALTA AUTOESTIMA

Una persona segura y con elevada autoestima irradiará sentimientos y actitudes positivas tanto hacia sí mismo como hacia los demás y esto le llevará a enfrentarse a la vida con confianza, seguridad y firmeza.

Para ello es necesario conocer y reconocer tanto lo positivo como lo negativo de los rasgos de nuestro carácter, de nuestra manera de ser y de actuar. La seguridad en uno mismo no proviene de sentirse capaz de hacer muchas cosas, sino de saber y asumir las propias capacidades y limitaciones, obrando en consecuencia.

BAJA AUTOESTIMA

Las personas con problemas de autoestima suelen ser:

- Muy sensibles a la crítica.
- Ante cualquier comentario de los demás suelen sentirse fácilmente atacadas.
- Están continuamente insatisfechas.
- Hagan lo que hagan siempre piensan que lo podrían hacer mejor.
- Tienen una tendencia exagerada a infravalorar sus éxitos y a exagerar sus fracasos.
- Suelen atribuir sus éxitos a causas externas, ajenas a ellos, mientras que los fracasos los atribuyen a sí mismos, culpabilizándose de que las cosas no salgan bien.
- La baja autoestima también hace que se le dé una importancia exagerada a la opinión de los demás, llegando incluso ha valorarse en función de cómo uno cree que es apreciado y valorado por los demás. Esto nos puede llevar a tener dificultades para relacionarnos con la gente, para enfrentarnos a una entrevista de trabajo, o perseguir cualquier otro objetivo en nuestra vida.

En definitiva, uno limita su capacidad para relacionarse con los demás, atender a las críticas, pedir ayuda o para resolver problemas. Ante los problemas y contratiempos nos paralizamos y en lugar de buscar soluciones nos quedemos de "brazos cruzados" pensando que no somos capaces de enfrentarnos a esa situación.

CÓMO POTENCIAR UNA BUENA AUTOESTIMA

Para lograr un buen nivel de confianza es necesario evitar todas aquellas ideas o pensamientos cuyo contenido, por su carácter pesimista o derrotista, fomentan la inseguridad. Se trata de aprender a pensar correctamente. Es importante, por tanto, no dejar que los pensamientos autocríticos nos invadan. Para ello, lo primero que hay que hacer cuando pasen este tipo de ideas negativas por nuestra mente es reconocerlas.

- Después, saber que esos pensamientos no son reales,
- Tratar de acallar esa voz interior que nos paraliza.
- Y, finalmente, intentar reemplazarlos por otros pensamientos más objetivos que los desmientan.

Esto nos puede ayudar a comprender que el problema no es nuestra actuación sino la forma crítica en la que nos menospreciamos. Es importante, además, tomar conciencia de nuestras cualidades y de aquellos logros de los que podamos sentirnos orgullosos. Cuando reconocemos lo que realmente valemos no tenemos necesidad de que los demás nos apoyen y refuercen nuestra valía.

Hay que aceptarse, admitir los propios defectos, fallos y limitaciones, tener conciencia de nuestra realidad personal. Esto no implica una actitud de resignación, de asumir estos aspectos negativos como algo insuperable. Todo lo contrario, sería el primer paso para intentar superarlos, utilizando los medios adecuados.




fuente: Trinidad Aparicio - psicóloga
pintor: Ricardo Sanz (óleo sobre lienzo)

AHORA ES EL MOMENTO


Pensamos que la vida será mejor después de casarnos, después de tener un hijo y después de tener otro. Luego nos sentimos estresados y pensamos que los hijos no son aún mayores y que seremos más felices cuando lo sean. Después de esa etapa nos frustramos porque son adolescentes complicados de tratar, entonces pensamos que ya saldrán de esa etapa y seremos más felices.

Nos decimos que nuestra vida estará completa cuando a nuestra pareja le vaya mejor en el trabajo, cuando mejore el nuestro, cuando tengamos un coche mejor o una casa más amplia, cuando nos podamos ir de vacaciones. Y entre tanto, no nos damos cuenta de que no hay mejor momento para ser feliz que ahora.

La vida estará frecuentemente llena de retos. Siempre estará a punto de comenzar algo nuevo, algo diferente, pero también habrán obstáculos en el camino, algo que resolver, algo que superar. Ese es el verdadero camino hacia la felicidad, nada es llano sino irregular, y precisamente ese es uno de nuestros mayores logros, seguir adelante superando lo abrupto de la vida.

Así que deja de esperar a que tus hijos crezcan y se vayan de la casa, a tener un trabajo mejor, a tener una casa más amplia, esperar a que llegue el fin de semana, el próximo mes o el año que viene..Cree firmemente que no hay mejor momento para todo lo que te propongas en la vida, que ahora. Este es el momento para ser feliz, sólo tienes que proponértelo y creer en ti. Vive y disfruta cada instante!


domingo

LA RESILIENCIA



La resiliencia es la capacidad que tiene el ser humano para afrontar las adversidades de la vida y sobreponerse al dolor, las tragedias o el estrés.

La pérdida del trabajo, la muerte de un ser querido, una enfermedad grave o problemas financieros serios,  son sucesos que tienen un gran impacto en las personas, produciendo una sensación de inseguridad, incertidumbre y dolor emocional. Aún así, las personas logran sobreponerse a esos sucesos y adaptarse transcurrido un tiempo. Cuanta mayor sea la capacidad de resiliencia, más facilidad tendrán para superarlos.

Pero la resiliencia no es algo que se tenga o no se tenga, sino que implica una serie de conductas y formas de pensar que cualquiera  puede aprender y desarrollar.

Características de las personas resilientes

Las personas resilientes poseen tres características principales: saben aceptar la realidad tal y como es; tienen una profunda creencia en que la vida tiene sentido; y poseen una inquebrantable capacidad para mejorar.

Además presentan las siguientes habilidades:

  • Son capaces de identificar de manera precisa las causas de los problemas para impedir que vuelvan a repetirse en el futuro.
  • Son capaces de controlar sus emociones, sobre todo ante la adversidad y pueden permanecer centrados en situaciones de crisis.
  • Saben controlar sus impulsos y su conducta en situaciones de alta presión.
  • Tienen un optimismo realista. Es decir, piensan que las cosas pueden ir bien, tienen una visión positiva del futuro y piensan que pueden controlar el curso de sus vidas, pero sin dejarse llevar por la irrealidad o las fantasías.


Se consideran competentes y confían en sus propias capacidades.

Son empáticos. Es decir, tienen una buena capacidad para leer las emociones de los demás y conectar con ellas.
Son capaces de buscar nuevas oportunidades, retos y relaciones para lograr más éxito y satisfacción en sus vidas.

El estilo de pensamiento de las personas resilientes se caracteriza por ser realista, exacto y flexible. Cometen menos errores de pensamiento (como la exageración o sacar conclusiones precipitadamente, sin evidencias que las corroboren) e interpretan la realidad de un modo más exacto que las personas menos resilientes.

Los más resilientes

  • Tienen una mejor autoestima
  • Se critican menos a sí mismas
  • Son más optimistas
  • Afrontan los retos
  • Son más sanos físicamente
  • Tienen más éxito en el trabajo o estudios
  • Están más satisfechas con sus relaciones
  • Están menos predispuestas a la depresión
Qué contribuye a que una persona sea más resiliente

  • El apoyo emocional es uno de los factores principales. Tener en tu vida personas que te quieren y te apoyan y en quien puedes confiar te hace mucho más resiliente que si estás solo.
  • Permitirte sentir emociones intensas sin temerlas ni huir de ellas, y al mismo tiempo ser capaz de reconocer cuándo necesitas evitar sentir alguna emoción y centrar tu mente en alguna distracción.
  • No huir de los problemas sino afrontarlos y buscar soluciones. Intenta ver los problemas como retos que puedes superar y no como terribles amenazas.
  • Tomarte tiempo para descansar y recuperar fuerzas, sabiendo lo que puedes exigirte y cuándo debes parar.
  • Confiar tanto en ti mismo como en los demás.





by Ana Muñoz

COSTUMBRES QUE TE RESTAN FELICIDAD


Estos son algunos ejemplos de esas pequeñas costumbres, que si no las evitas, te restarán parte de felicidad:

- Concentrarte en la vida de otras personas  


No te conformes con las historias de éxito de otros y cómo las cosas le han ido bien a ellos, olvidando las tuyas. Tienes todo lo que necesitas para convertirte en todo lo que eres capaz de ser. 


Los cambios más asombrosos ocurren cuando decides tomar el control. Esto significa negarse a dejar que otros piensen, hablen y decidan por ti. Significa aprender a respetar y hacer uso de tus propias ideas para vivir tu vida.


Mantén tus mejores deseos y tus metas más grandes cerca de tu corazón y dedícales tiempo cada día. Si verdaderamente te ocupas de las cosas que haces y trabajas diligentemente en ellas, no habrá casi nada que no puedas lograr.


- Esperar por el momento perfecto


 Los momentos no son perfectos, son lo que tú quieres que sean. Mucha gente espera a que los astros se alineen para hacer lo que tienen que hacer. El momento perfecto, la oportunidad ideal, etc. Estos estados de perfección son mitos. No existen!


- Trabajar sólo por el salario

Trabajar sin interés es agobiante, debes estar, al menos, interesado en ello. Cuando creas un estilo de vida en el cual tu trabajo es sólo algo con lo que batallas diariamente para pagar tus cuentas, al final terminarás desperdiciando toda tu vida queriendo que fuera como la de otra persona. El interés en tu trabajo mejora la calidad de tu rendimiento y suma felicidad a tu mente. No lo limites todo a una nómina.


- Albergar sentimientos de odio


 Cuando guardas sentimientos de odio, eventualmente se pierde lo mejor de ti. Todo y todos a quienes odias ocupan un espacio permanente en tu mente y corazón. Así es que, si quieres eliminar algo dañino de tu interior, no odies. En vez de eso, desconéctate, sigue adelante y no mires atrás.

- Aferrarse a los miedos y preocupaciones

Cuando analizas un par de años atrás, ¿Cuántas oportunidades de felicidad dejaste escapar por el miedo? Aunque no hay nada que puedas hacer para remediar lo pasado, hay muchas cosas que puedes hacer por las oportunidades futuras. Todavia estas a tiempo si crees en ti. Todos los días tienes nuevas lecciones y nuevas posibilidades. Siempre hay una manera de dar un paso adelante.


- Tratar de lograr grandes cambios de una sola vez

Si quieres lograr un cambio en el mundo, comienza por tu entorno más cercano. Hacer un gran cambio de una vez, es cuanto menos complicado, y el proceso de intentarlo sería estresante. Mejor hacerlo por escalas.


- Aferrararte a alguien que te hace daño


A veces tienes que alejarte de ciertas personas, no porque no te interesen, sino porque a ellos no les interesas. Cuando alguien te hace daño una y otra vez, acepta el hecho de que no es la persona adecuada. No es algo fácil de asumir, pero debes hacerlo. No desperdicies otro segundo de tu tiempo tratando de impresionarlos o probarles algo que quizás no comprendan.

- Darle demasiada importancia al atractivo físico

Enamorarte locamente de alguien simplemente por su aspecto físico, es como elegir tu comida favorita basada en el color en vez del sabor. No tiene sentido. Son esas características innatas, invisibles e incalculables las que crean una atracción duradera.

Todas éstas costumbres equivocadas, son un reto más a cambiar en tu vida para que sumes felicidad.


DISFRUTAR LOS MOMENTOS


La vida está llena de nuevas experiencias y etapas. Cada instante, cada minuto cuenta en nuestras vidas, por ello hemos de intentar vivirla de la mejor manera posible, tratando de ser feliz.

Para ello hemos de aprender a deshacernos de todo lo que nos haga sentir mal, de esas experiencias nefastas que llevamos a cuestas en nuestra "mochila" y cuando digo deshacernos no significa borrarlas para siempre, porque no se puede vivir sin pasado, sino guardarlas en un lugar lejano en la mente, aprender de los errores cometidos y apartarlos de nuestra vida, como una experiencia que fue y nada más.



En nuestro interior siempre llevaremos todo aquello que hemos vivido, alegrias, ilusiones, sentimientos que nuestro corazón un día albergó, experiencias gratas o desagradables. Todo eso con el paso del tiempo pesa y nos impide disfrutar plenamente del momento presente, por eso hemos de aprender a despojarnos de esa "mochila"y dejarla apartada, lejos, en el baúl del recuerdo. Por el contrario, es bueno recordar las vivencias que nos han producido felicidad en distintas etapas de la vida, porque esto aumenta nuestras energías positivas.


Tenemos que vivir el momento, cada día que amanece está lleno de nuevas experiencias, de nuevas ilusiones, éxitos y fracasos de los que deberemos aprender y posteriormente archivar para continuar sin el peso de las frustraciones ocasionadas, pero sobre todo habremos vivido, hemos de continuar pasando página del ayer, siempre adelante y con esperanzas puestas en todo aquello que realicemos.


Si te cargas de positividad, pensamientos constructivos y de vitalidad, irradiarás alegría; todo lo bueno se proyectará hacia ti porque lo atraes, haciéndo fluir en la mayoría de las veces acontecimientos agradables que te harán sentir felicidad.

No te agobies pensando en el futuro, vive el día de hoy, disfrútalo, porque ese será el pasado de mañana y no volverás a vivirlo nunca más. Pues las cosas del pasado ya no las podemos cambiar, pero sí aprender de las experiencias vividas, ya que nos servirán como lección para el futuro.

No olvides también hacer un filtrado, ordenar, retira todo lo inútil, no seas victima del rencor, ni de cualquier otro sentimiento negativo, pues éstos siempre hacen daño a quienes lo sienten. En definitiva, aparta todo aquello que te impida seguir adelante, te sentirás más aliviado de carga y más feliz.

APRENDE A DECIR NO, simplifica tu vida y desacelera el ritmo frenético del día a día, saca más tiempo para el ocio, aumenta el tiempo para compartir con la familia y/o amigos, realiza más actividades en la naturaleza, haz ejercicio físico, que beneficia mente, cuerpo y alma; pero sobre todo disfruta cada momento de la inmensa fortuna de vivir en un planeta lleno de maravillas. Y recuerda siempre quedarte con el lado positivo de todo lo que vivas, porque eso te dará nuevas energías, logrando que te sientas más feliz.


AUTOESTIMA



El buen desarrollo de la autoestima es la base de la salud mental y física del ser humano. El concepto que tenemos de nuestras capacidades y nuestro potencial no se basa sólo en nuestra forma de ser, sino también en nuestras experiencias a lo largo de la vida.

Lo que nos ha pasado, las relaciones que hemos tenido con los demás, las sensaciones que hemos experimentado, todo influye en nuestro carácter y por tanto en la imagen que tenemos de nosotros mismos.
El autoconcepto deriva de la comparación subjetiva que hacemos de nuestra persona frente a los demás, así como de lo que éstos nos dicen y de las conductas que dirigen hacia nosotros. También los éxitos y los fracasos personales influyen en nuestra forma de valorarnos.

Una persona con baja autoestima suele ser alguien inseguro, que desconfía de las propias facultades y no quiere tomar decisiones por miedo a equivocarse. Además, necesita de la aprobación de los demás pues tiene muchos complejos. Suele tener una imagen distorsionada de si mismo, tanto a lo que se refiere a rasgos físicos como de su valía personal o carácter. Todo esto le produce un sentimiento de inferioridad y timidez a la hora de relacionarse con otras personas. Le cuesta hacer amigos nuevos y está pendiente del qué dirán o pensarán sobre él, pues tiene un miedo excesivo al rechazo, a ser juzgado mal y a ser abandonado. La dependencia afectiva que posee es resultado de su necesidad de aprobación, ya que no se quiere lo suficiente como para valorarse positivamente.
Otro problema que ocasiona el tenernos infravalorados es la inhibición de la expresión de los sentimientos por miedo a no ser correspondidos. Si algo funciona mal en una relación de pareja o de amistad, la persona con falta de autoestima creerá que la culpa de esto es suya, malinterpretando en muchas ocasiones los hechos y la comunicación entre ambos. Se siente deprimido ante cualquier frustración, se hunde cuando fracasa en sus empeños y por eso evita hacer proyectos o los abandona a la primera dificultad importante o pequeño fracaso.

En cambio, una persona con una buena autoestima, posee una visión de si mismo y de sus capacidades, realista y positiva.
  • No necesita de la aprobación de los demás, no se cree ni mejor ni peor que nadie.
  • Muestra sus sentimientos y emociones con libertad.
  • Afronta los nuevos retos con optimismo, intentando superar el miedo y asumiendo responsabilidades.
  • Se comunica con facilidad y le satisface las relaciones sociales, valora la amistad y tiene iniciativa para dirigirse a la gente.
  • Sabe aceptar las frustraciones, aprender de los fracasos, es creativo e innovador, le gusta desarrollar los proyectos y persevera en sus metas.

Para intentar aumentar nuestra autoestima debemos ante todo empezar por ser nuestros mejores amigos, saber querernos a nosotros mismos es importante. Por eso hemos de aceptarnos tal y como somos, pensando que no existe nadie mejor ni peor, aunque todos seamos diferentes, pues en eso se basa la diversidad humana.
Consejos para mejorar nuestra autoestima:
  • El hecho de querernos más y mejor está en nuestras manos, no en las de los demás. Todo reside en la mente y nosotros somos quienes debemos intentar cambiar nuestro autoconcepto.
  • Acéptate tal y como eres, con tus cualidades y defectos. Todos tenemos defectos, nadie es perfecto ni pretende serlo, pues lo normal es que seamos diferentes los unos de los otros.
  • Desarrolla el sentido del humor, no des tanta importancia a cosas que no la tienen, ni a los posibles comentarios de los demás. Seguramente en la mayoría de ocasiones nos hacemos montañas innecesariamente, la gente no está siempre pendiente de lo que hacemos o decimos, todo está en nuestra imaginación.

  • Préstate más atención, dedícale tiempo a todo aquello que te haga feliz y te satisfaga.
  • No temas a las responsabilidades o a tomar decisiones, si algo sale mal aprende de tus errores y ten coraje para volver a intentarlo. Nadie está libre del error en esta vida y a veces hay que ver la cara positiva de los fracasos, piensa que aunque se cierren unas puertas, luego se abrirán otras que pueden ser incluso mejores.
  • Si una relación personal no acaba de funcionar, no pienses nunca que la culpa es sólo tuya, entre dos personas ambas partes son responsables de su comportamiento en dicha relación. La verdad al final suele ser simple, una incompatibilidad de caracteres o simplemente no era la persona adecuada para ti.
  • Prémiate por tus logros, aunque estos sean pequeños o pienses que son poco importantes, así te sentirás mejor.
  • Simplifica tu vida y dirígete hacia objetivos que sean realmente valiosos para ti, dedicándote a ellos intensamente y sin miedo.

No es fácil cambiar nuestra autoestima, si lo fuera seguramente nadie sufriría por tenerla demasiado baja, ni existirían personas tímidas o dependientes, pero hemos de creer que tampoco hay nada imposible si ponemos realmente empeño en conseguirlo. Las personas tenemos suficientes capacidades como para cambiar y aprender a lo largo de nuestra vida.

Con una autoestima saludable, tendrás mejor aceptación de ti mismo y de los demás, menos temores ante los riesgos y fracasos, que se convertirán en oportunidades; más independencia  y una mayor ilusión, motivación, entusiasmo y capacidad para disfrutar de los grandes y pequeños placeres de la vida.